Previo a la romería, la hermandad isleña traslada el Simpecado de la Virgen del Rocio
En la noche del jueves 28, fue trasladado el simpecado de Nuestra Señora del Rocío desde la parroquia de Los Dolores hasta su casa hermandad en la Plazoleta de San Francisco.
Como es costumbre, había una nutrida presencia de rocieros que estuvieron pendientes de la llegada del simpecado que giró a su derecha para saludar a la junta de gobierno de la hermandad del Cautivo que estuvo presente ante su puerta.
Tras su llegada a su casa hermandad, el simpecado fue colocado en la carroza que brilla reluciente en su plata. Muchos aplausos recibieron apenas se acercaba la comitiva hasta su lugar preferente, mientras la pequeña campana volteaba lanzando hacía el cielo su sonido característico. Premoción y anticipo del que lanzará el próximo lunes cuando tenga lugar la Eucaristía y posterior salida hacia la aldea del Rocío.
Afuera de la pequeña capilla, el coro de la carroza “El soniquete” interpretó una particular salve y varias sevillanas, con gran acierto, y sobre todo, con las voces y gargantas sin el menor roce. Ya tendrán tiempo de gastarse a lo largo del extenso camino.
Al mismo tiempo que ya estaba la imagen de la Virgen del Rocío sobre su carreta, un padre con su hijo pequeño en brazos, lo acercaba sentándolo sobre el borde de la carreta. Era una oración por su hijo que ofrecía a la Virgen, y con el que imploraba a la blanca Paloma la salud para toda su familia. En ese momento le apoyamos todos desde nuestro silencio elocuente.
La Señora de las Marismas del cielo, allá donde el agua marismeña casi le roza su Santuario, se convierte en Sagrario y en agua viva del pozo de la Gracia de Dios. Allí llegarán de todas las partes de Andalucía, y de muchos rincones de España, incluida Las Palmas de Gran Canaria.
Que la ida y el regreso, sea una vez más el gozo de haber sabido extraer una gran parte del Pentecostés que en la madrugada del lunes se desparrama con abundancia.