La Inmaculada, luz sobre Isla Cristina

09.12.2012 13:17

 

El sol de una mañana espléndida acompañó a la preciosa imagen de La Inmaculada Concepción. Desde finales de los sesenta, la venerada imagen no procesionaba por este su pueblo. Esta imagen, incluido su retablo, fue donada por doña Gilda Zamorano, con motivo de hacer su hija Gildita la primera comunión; sustituyendo a la antigua talla destruida en la guerra civil.

La Inmaculada es una preciosa talla que ha tenido siempre una gran devoción entre el pueblo creyente. No en vano es la figura más representativa de la Virgen María. Fue declarado dogma de fe la pureza de su Virginidad por el Papa Pio IX en 1854. Aunque ya el pueblo en su fe, tenía asumido que la Virgen María fue concebida sin mancha de pecado original.


 

La fiesta de María Inmaculada ha inundado de fe al mundo cristiano, porque nunca ha dudado de que la Madre de Dios, de Jesús de Nazaret, fuera virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Muchos templos en España y otros lugares llevan el nombre de la Purísima Concepción. Para la Iglesia y los creyentes es el título más apropiado, Pues siendo hija de Dios y Madre del Salvador, no podía ser de otra manera.

Isla Cristina celebró en la mañana del sábado el gran día de María. Día en el que siempre se celebraba el día de todas las madres. Con la evolución hacia el laicismo, la propia sociedad fue tomando otros rumbos, olvidándose, de paso, de la Madre de Dios.

La Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo, la incorporó con sus titulares, y desde entonces es la encargada de preocuparse por sus cultos. Como cada año, el presente le ha dedicado un devoto triduo que dio comienzo el miércoles hasta el viernes.

Y el sábado tuvo lugar la celebración eucarística, tras la cual sobre las 12.00 horas, fue sacada en procesión por algunas calles de la feligresía. Con salida de la parroquia de Los Dolores, tomando la gran vía, la calle Carreras, hasta desembocar en el antiguo mercado de abastos, seguir por la calle Mercado hasta llegar a la Plazoleta de San Francisco, donde se detuvo un momento en su casa Hermandad del Cautivo, así como después ante el simpecado de la Virgen del Rocío, donde se le cantó la salve popular, para seguir ya en dirección al templo de los Dolores. El alegre repique de campanas, la acompañó a su salida y entrada en el templo.