Reflejo fiel de la Semana Santa fue el Jueves Santos, donde El Cautivo y La Paz, brillaron con luz propia en la soleada tarde
Una crónica resumen para referirnos al esplendor de la Semana Santa isleña, podría ser, en principio, recogiendo el día central de la semana, el jueves, donde ya era intensa la celebración y el acompañamiento, sin restarle un ápice a los demás días, tan gloriosos igualmente, como el Martes, Miércoles, Vienes o Sábado Santo, donde la espectacularidad de los desfiles procesionales ayudados por la climatología, realzaban las celebraciones. Y así lo hacemos.
A las siete en punto, con la Plazoleta de San Francisco a rebosar, una nueva salida de los titulares que realizan su estación de penitencia cada Jueves Santo en nuestra ciudad, volvieron a satisfacer las ansias de sus devotos isleños, e incluso de forasteros que se desplazan a nuestra ciudad a pasar sus vacaciones de Semana Santa.
Es cierto que el tirón que ha ido conquistando Nuestro Padre Jesús Cautivo, muy bien arropado por una Junta de Gobierno que desde hace años puso el listón muy alto, queda demostrado con cada cita anual. Una parte del éxito la proporciona el lugar donde está la sede de esta hermandad que posee esas condiciones que ayudan a ofrecer un mayor esplendor. Lo cierto es que una hora antes de que suenen las cornetas de las bandas de música, ya la plazoleta no poseía espacio libre donde poder disfrutar de la salida de los titulares; las azoteas, así como los balcones se encontraban repletos.
Previamente por la mañana a las doce, tuvo lugar la tradicional levanta de honor por parte de dos personas isleñas. Del Señor Cautivo, la llevó a cabo el industrial de nuestra ciudad José Carrillo, más conocido como el “Manino”, propietario del bar “Verbena”, situado en la plaza de la popular Punta del Caimán; y de la Virgen Nuestra Señora de la Paz, Antonio Canela Martín. Ambos recibieron, aparte de su pergamino con el nombramiento, un llamador sobre madera, como recuerdo de este día. Muy devotos de los titulares de esta hermandad, son personas que han colaborado con la misma, siendo además muy conocidos y apreciados en nuestra ciudad. Este singular momento, supone para los elegidos cada año por la hermandad, un gesto de profunda emoción.
En el mismo acto intervino con sendas saetas, Loli Garrido Camacho, que lo volvió a hacer durante la procesión de la tarde, al regreso de los pasos a su casa de Hermandad. También cantó saetas al Cautivo y la Virgen de la Paz, el saetero isleño Juan Victoria Rodríguez..
Ambos pasos iban seguidos por las bandas de música de Alcalá de Guadaira, en el paso del Cristo; y de Nerva, de la Virgen de la Paz. Un detalle precioso era el canto que los mismos miembros de la banda llevaron a cabo en distintos momentos de la estación de penitencia.
Alrededor de las 12,00 h de la noche, apagadas las luces de toda la Plazoleta, sólo iluminada por los cirios y las velas del candelero, rodeadas de mucha emoción, las imágenes volvían, arropadas por el fervor de sus devotos, que eran miles.