La Santísima Virgen del Rosario, Patrona de Isla Cristina, y el año de la fe
Este año y en el mes de Nuestra Señora del Rosario, Patrona de Isla Cristina, Reina y Señora de nuestros corazones, se une al gran acontecimiento del Año de la Fe, convocado por S.S. Benedicto XVI, que se iniciará el próximo once de Octubre, para ser clausurado en la Solemnidad de Cristo Rey, en Noviembre de 2013.
Año de la Fe, que el Papa promulga a nivel universal para una nueva evangelización, y sobre todo, para esta Europa nuestra, que, olvidándose de sus raíces cristianas y, por ello, de su gloriosa historia, se va secularizando para su propia desgracia y olvido de sí misma.
No me cabe la menor duda, de que la apertura de este Año de la Fe, precisamente en el mes del Rosario, es el amor providente de Nuestro Señor el que quiere que su madre y señora del universo lo tome bajo su protección y amparo, para que los frutos de esta nueva evangelización sean decisivos y definitivos en la Iglesia Católica y el universo entero.
Por eso, queridos hermanos isleños, sabiendo, como sabemos a través del Magisterio y Doctrina de la Iglesia, como así de su Patrística, que la verdadera devoción a Nuestra Señora consiste en la imitación de sus virtudes, apoyada en la divina gracia, es necesario que todos sus hijos que queremos imitarla, nos esforcemos por escribir nuestra filial y pequeña historia en el devenir de una vida sencilla, piadosa y santa. ¿O no se les denominaba “Santos” a los cristianos de la iglesia primitiva?
Tres maneras se me ocurren para este empeño: oración, formación y apostolado.
1).- Una oración profunda y sincera de cara al Sagrario, donde, en el decir de Sta. Teresa de Jesús, la de Ávila, es “estar a solas muchas veces con aquel que sabemos nos ama”. Una vida en que todos los momentos del día, -trabajos, ocio, descanso- los convirtamos en una profunda y ferviente oración. ¿O es que no decía la misma mística Doctora Teresa de Jesús que “al Señor lo podemos encontrar entre los pucheros?
2).- La formación es imprescindible en un católico que quiere vivir su cristianismo al estilo de la Santísima Virgen, es decir, vivir sintiendo con la Iglesia, al calor de su Doctrina y Magisterio, de su Patrística, siempre tan profunda y sugestiva.
3).- Quizás hoy más que nunca se necesita un apostolado laical, según nos exhorta el Concilio Vaticano II a que nosotros los laicos, atendiendo a las necesidades terrenas, no dejemos de mirar al cielo, nuestra patria para siempre, siempre…
Necesitamos formar a nuestros niños para preservar su inocencia, cuya alegría tanto necesita nuestro mundo; debemos alertar a nuestros jóvenes y adolescentes, para que a través de una vida de pureza, aspiren a una existencia integral, de cara a un futuro más abierto y luminoso.
Tenemos obligación de acercarnos a los adultos para ayudarles a reafirmarse en la honradez y rectitud; y es un deber para nosotros los laicos agradecer vivamente a nuestros ancianos toda su trayectoria de sacrificio y trabajo para dejarnos un bienestar que ellos nunca tuvieron y que llevaron con tanta dignidad.
Queridos isleños: creo que es hora de que, a la luz de la próxima apertura del Año de la Fe, nos acerquemos con humildad y amor a nuestra Patrona la Virgen del Rosario, para agradecerle todo el amparo y protección que nos ha profesado a lo largo de nuestra vida, diciéndole con el abad San Bernardo de Claraval: “Acordaos oh piadosísima Virgen María que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado yo, con esta confianza, a vos también acudo, oh Virgen madre de las vírgenes, y aunque gimiendo bajo el peso de mis culpas, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. Oh Madre de Dios, no desprecies mis humildes súplicas, antes bien dignaos acogerlas y despacharlas benignamente”.
En Vos, madre mía dulcísima, he puesto mi confianza: jamás seré confundida. Tuya siempre
PD. Aprovecho la feliz circunstancia de estos acontecimientos para recordar a San Juan de Ávila, Patrón del clero español, nacido en tierras de Ciudad Real y cuyo fecundo apostolado se desarrolló en Andalucía; consejero admirable de los grandes santos del siglo XVI por su piedad y su ciencia. Será declarado Doctor de la Iglesia por S.S. Benedicto XVI el próximo mes de Octubre, mes del Rosario. ¡Alabado sea Dios en sus santos!