Cautiva la sencillez del pregón de Isabel Perera Moreno

18.03.2013 11:36

Pasada la 12.30 del Domingo de Pasión, era cuando sonaba la Banda de Música isleña bajo la dirección de Oscar López, interpretando la marcha “Amargura”. Tras la misma,  daba comienzo la presentación de la pregonera a cargo de Antonio Ramos, predecesor del pasado año como exaltador de la Semana Santa del 2012.

Antonio, más suelto que cuando tuvo él la responsabilidad, supo situarse en el lugar de su sucesora y supo dejarla en un magnífico lugar al reconocerle cualidades de conocimientos y experiencias, que la propia pregonera se preocupó de demostrar con su pregón.

Un pregón el de Isabel, lleno de sinceridad y de experiencias, envueltas en un estilo, absolutamente propio e intransferible, como lo ha sido su sencillez y su sinceridad, que han arrancado muchos aplausos a lo largo de su intervención. Los primeros que cosechó fue en la dedición a la persona de su padre, Pepín, y que fue el hilo conductor de su disertación, pues fue su padre el que la introdujo en el mundo cofrade, apenas tuvo conocimiento. De él recibió las mejores enseñanzas de cómo debe ser un cofrade cristiano. A continuación pasó a dar las gracias a cuantas personas le habían ayudado en su vida cofrade. Desde su pertenencia a varias juntas de gobierno, incluida la Hermandad del Rocío; hasta la Junta de gobierno de la Unión de Hermandades. Así como agradeció la presencia de familiares y amigos venidos de otros lugares para asistir a su pregón.

La pregonera, segunda mujer que lo ha hecho en Isla Cristina, ya entrada de lleno en el pregón, hizo un detallado recorrido por cada una de las hermandades isleñas. Comenzando por el Señor de la mulita y la Reina de los Ángeles, del Domingo de Ramos, la procesión de los niños como la calificó, para ir desgranando cada una de las restantes, donde, nombraba la vinculación que  en general  tenía con todas, y en particular, de manera más especial con otras. La Hermandad de La Soledad, compuesta por mujeres, ponía el punto y final a un pregón que costará olvidar; en este caso, añadimos que la bondad tiene un lugar muy significativo, y en Isabelita, además, sobresaliente.

Con una palabra fácil y sencilla, cautivó a todos los presentes, por la calidez que imprimía, mezclando de vez en cuando pequeños versos llenos de un lirismo castizo y siempre, amoroso  para exaltar esta o aquella imagen. Entrando y saliendo, como entra y sale de una casa ajena, una persona educada. No tuvo reproche alguno para ninguna hermandad; pues a todas quiere. Si en algunas se detuvo más, fue por mero amor hacia ellas. Pero su orgullo cofrade, desde un prisma absolutamente de fe, era el fervor de una mujer rociera, de una mujer cofrade que vive cada año asida a lo que sus mayores le inculcaron. En la primavera avanzada, el Rocío tiene su protagonismo pleno; llegada antes esa recién nacida primavera, el azahar de los naranjos llena las calles de su aroma y del incienso porque pasa por ellas el prodigio de una Semana Santa. En uno y otro encuentro cofrade, Isabelita, como la conocemos sus amigos, llena su vida; tiene su doble motivo de que es acompañada por su esposo, Diego y su hijo, del mismo nombre. Lo que la pregonera vivió como experiencia, no lo olvidará jamás. Pepín, el entrañable hombre todo terreno, habrá disfrutado lo suyo desde el cielo. Igual que lo habrá disfrutado aquí, junto a ella, su madre Carmen y su hermana Rocío.

Queremos rubricar nuestros aplausos de esta mañana de Domingo de Pasión en el “Teatro Horacio Noguera”, con nuestra más efusiva y cálida felicitación a través de nuestro periódico “La Higuerita”.